Ya sabemos que la cocina es un foco importante de gasto energético, de hecho, está en cabeza en consumo de los hogares ya que suelen estar equipadas en su amplia mayoría por aparatos eléctricos de uso diario. Por ello, os vamos a explicar algunos trucos y consejos para ahorrar y que nuestra factura de la luz se vea reducida practicando unos sencillos hábitos.
HORNOS Y VITROCERÁMICAS
Hay que tener siempre en cuenta qué clasificación energética tienen, además nosotros aconsejamos adquirir una vitrocerámica de inducción, estas consumen más energía pero son mucho más eficientes.
-Es muy fundamental elegir el recipiente adecuado y que su tamaño sea reducido si la elaboración lo permite, lo mejor es que se adapte en tamaño a la cantidad de comida que se va a cocinar.
-Tapa los recipientes ya que el calor se concentrará creando un efecto horno, esto nos permitirá no sólo ahorrar energía, sino que también ahorraremos tiempo ya que aceleraremos la cocción del alimento.
-Aprovechar el calor residual para acabar la cocción. Este consejo es especialmente útil en el caso de los hornos, si por ejemplo la cocción tiene una duración de 30 minutos, cuando lleve 20 minutos apágalo y dejar que el calor residual haga el resto del trabajo.
-Elegir el recipiente que mejor se adapte al fogón sobre el que vamos a cocinar. La llama del gas o la circunferencia de la vitrocerámica no debe superar el diámetro del recipiente, pues esto supone un desperdicio de energía.
-Invierte en baterías de cocina de calidad. Las ollas y sartenes de fondo grueso son más eficientes pues reparten mejor el calor y aprovechan mucho mejor la energía.
-Utiliza ollas a presión, estas aceleran el tiempo de cocción y permiten un ahorro de energía de hasta el 75%.
-Espera a que esté listo y no abras la puerta del horno hasta que no finalice la cocción de los alimentos, así se evitarás el desperdicio de energía.
-Recuerda utilizar el microondas para recalentar la comida en vez del horno tradicional, aunque el consumo energético del microondas es más elevado que el del horno, su poco tiempo de funcionamiento hace que sean más eficientes.
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LAVADORA, LAVAVAJILLAS Y SECADORA
Estos electrodomésticos, se encuentran en el «Top Ten» de los que más energía consumen en las cocinas. Por ello, es imprescindible realizar una buena elección del modelo fijándose bien en su clasificación energética.
En Europa, los consumidores contamos con una herramienta muy eficaz que nos aporta información a la hora de elegir un electrodoméstico: la etiqueta energética que nos indica el consumo de energía, el nivel de ruido y el consumo de agua del aparato. Se establecen siete categorías de eficiencia que se nombran desde la letra A a la G, siendo la A la de mayor eficiencia energética.
Partiendo de esta información, se proponen algunos consejos para ahorrar energía a partir de estos electrodomésticos:
-Elegir siempre electrodomésticos eficientes, preferiblemente de la categoría A. Normalmente el ahorro en la factura de la luz compensará un posible coste más elevado del electrodoméstico.
-Elegir en la medida de lo posible los programas de lavado a menor temperatura o el lavado en frío.
-Elegir lavadoras y lavavajillas que consuman la menor cantidad de agua posible, y mejor si tienen tomas diferenciadas para el agua fría y la caliente.
-Poner el funcionamiento el electrodoméstico cuando esté completamente cargado y no usar programas cortos.
-Utilizar las dosis justas de detergente que nos indique el fabricante, un exceso de producto puede hacer que el electrodoméstico tenga que usar más energía de la necesaria.
-Las secadoras son electrodomésticos poco eficientes energéticamente por lo que siempre es mejor secar la ropa al aire. Para reducir el consumo energético de la secadora lo mejor es mantenerla en buen estado, limpiando el filtro de las pelusas tras cada uso y procurando que el desagüe esté limpio.
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EL FRIGORÍFICO Y EL CONGELADOR
Este es un electrodoméstico que permanece encendido la mayor parte de su vida útil, que suele rondar de media los 14 años, de modo que elegir un aparto eficiente es fundamental. Los actuales modelos de frigoríficos que podemos encontrar hoy por hoy en el mercado son hasta un 40% más eficaces que los que se comercializaban hace diez años, por lo que la sustitución de la vieja nevera por una más moderna supone ya un ahorro bastante considerable.
-Elegir siempre los modelos más eficientes energéticamente fijándonos en su correspondiente pegatina.
-Puesto que se requiere más energía para enfriar el aire que los alimentos, mantener la nevera llena representará siempre un ahorro de energía.
-A mayor tamaño del frigorífico mayor consumo, por lo que conviene seleccionar un tamaño adaptado a la cantidad de alimento que se va a conservar en él de forma general.
-Seleccionar una temperatura adecuada para el frigorífico y el congelador, que debe rondar los 3-5ºC en el primer caso y los -1/ -15ºC en el segundo.
-El aparato funcionará mejor si se mantienen limpios los tubos traseros, por lo que conviene pasarles la aspiradora de vez en cuando.
-No colocar la nevera ni el congelador junto a fuentes de calor, como el horno, la lavadora o el lavavajillas.
-Mantener la puerta abierta el menor tiempo posible.
-Si la nevera está medio vacía, colocar en su interior un recipiente con agua, lo que ayudará a ahorrar energía, pues el agua retiene el frío y el aire no.
-Descongelar la comida con tiempo suficiente dentro de la nevera, pues así se aprovecha el frío que desprende y además, es la forma más correcta de descongelar.
Y, para acabar, cuando alguno de estos electrodomésticos haya dejado de funcionar o toque sustituirlo, debemos asegurarnos de eliminarlo correctamente y que no acabe en un vertedero ya que se consideran residuos electrónicos altamente contaminantes, localiza un Punto Limpio.
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